Visitar Finca La Gira es toda una Aventura

Finca La Gira fue probablemente la finca más difícil de todas las que fuimos a visitar para la campaña de Agro Turismo en Panamá. Coordine con Clara, la hija del dueño, para encontrarnos a las 6 a.m. frente al mercado de artesanías y abastos en El Valle de Antón. El acceso a la finca es en una carretera muy mala y debes tener un vehículo 4×4. Optamos mejor por tomar el transporte público que cuesta $3 por vía.

Te montas en la parte de atrás de un pick-up que han habilitado para transportar personas con una tolda por si llueve. Debes agarrarte fuerte porque el camino es entre montañas y si no te agarras te deslizas. Solamente llegar es una aventura. Vas a ver como se montan y bajan los niños indígenas de la zona en sus uniformes de colegio. El camino empieza por Chorro El Macho en El Valle de Antón y sigue más de una hora por Río Indio hasta llegar al Jordanal en Ciri Grande. No hay paradas definidas cuando te quieres bajar simplemente tocas el techo de la cabina para notificar al conductor.

Remigio encuentra su lugar en la selva

Finalmente llegamos a Finca La Gira donde subimos unas escaleras para llegar a la casa principal de la familia. Nos recibieron con un delicioso desayuno de bollos de maíz y café orgánico de la finca.

Mientras que comíamos le pregunte a Remigio Morán que cómo había llegado a la zona. Me dice que fue en 1946, el nació en 1931. Primero fue a la provincia de Coclé a buscar un terreno, pero las reservas que tenían para repartir al pueblo ya las habían acaparado y no le dieron nada. Decidió ir al El Valle de Antón pero lo encontró “muy estrecho” y el quería un lotecito para trabajar y vivir.

Se fue por las montañas buscando un terreno que le gustara hasta que llego a Jordanal. Conoció al señor Rodolfo Arquiñez, que ya murió, y le compró 27 hectáreas por $70.

Era una montaña casi virgen hasta que hicieron la carretera en el 2001. En el 2017 decidieron asfaltarla desde El Harino hasta La Mesa Del Valle de Antón. Cuando fui en abril del 2018 todavía les faltaba bastante. Para construir la carretera le quitaron una hectárea que el gobierno aún no le han indemnizado.

Antes de la carretera iban desde El Valle de Antón a pie y les demoraba unas 4-5 horas. Lo hacían desde que eran niños, me cuenta Clara.

Senderismo en potreros temáticos

No usan toda la Finca La Gira para el turismo porque hay muchos animales salvajes como culebras que le tienen miedo. Además, quieren dejar parte de la finca como una reserva para proteger el agua limpia que usan ellos en la finca.

Tenían un par de vacas pero se le enfermaron y ahora presta el terreno a un vecino para que pastoree sus yeguas para mantener la grama baja. Los tres potreros se llaman “cienega, conejo y pomarosa” que reciben sus nombres de cuentos. La cienega del moro es porque un día Remigio se fue a cazar un conejo y se quedó esperando que el conejo entrara a la trampa. Escucho un bebe llorando a gritos y alumbró con su linterna, del susto solo un disparo y vio que era un animal como un armadillo blanquito. Al día siguiente regreso para enterrar al animal y no lo encontró.

Las personas dicen que la finca estaba embrujada, que la Tuli Vieja pasa por la quebrada. La familia Morán cuenta haberla escuchado. Un día Remigio le disparó y desde ese entonces no la han vuelto a escuchar. Debe ser que el viejo rifle de el tiene poderes.También pasaban los monos aulladores que iban desde la montaña pero dejaron de existir porque se los comían los residentes de las comunidades

Tienen un puente colgante construido por los hermanos que cruza a la Pomarosa que es un terreno de pastoreo para el ganado. El conejo es otro potrero donde se veían muchos conejos salvajes.

También se puede hacer senderismo a las bambas que son las races de higuerón que tienen más de 100 años. Para llegar debes entrar dentro de la montaña. Tienen palos para ayudarte que ellos mismos han hecho.

Planea tu visita a Finca La Gira

No tienen hospedaje formal pero si tienen una zona para hacer camping frente a la casa de los dueños. En la noche se puede observar el mono jujuná (igual que en la Finca Coco Mambo) y muchísimas estrellas. Te organizan una fogata para que tengas luz y puedes utilizar el baño de su casa. Si tienes tolda puedes traerla, sino pueden alquilarte una, pero sólo tienen para dos personas. El máximo de visitantes que reciben es 14 personas a la vez.

Ofrecen comidas tradicionales y naturales. La comida la sirven en “muca” que es arroz con porotos y carne o pollo que se mete en hojas de Bijao para absorber el sabor. Además, le pueden poner yuca o plátano. Tradicionalmente era como una lonchera para los campesinos. Hacen sancochos de gallina de patio usando productos de la finca. Siempre tienen jugos que varian según la época y las frutas que tengan incluyendo naranjas japonesas, nance y mandarinas. Siembran maíz, arroz, yuca, ñampi y otros alimentos para auto consumo.

Junto a la casa tienen una colección de orquídeas incluyendo la flor nacional del Espíritu Santo. Tienen un espacio para practicar el tiro al blanco con biombo; arco y flecha y rifle con pellets.

Un río pasa por la finca

Fuimos a caminar por Finca La Gira y terminamos en un hermoso río que tenia el piso lleno de flores de los árboles. Es posible bañarse y a pesar que era temporada lluviosa se veía muy limpio.

En el río se encuentra cualquier tipo de piedra, rojas, blancas, anaranjadas, moradas, y hasta con formas. Clara me cuenta que hacen concursos de quien recoge una piedra mas singular.

Antes de visitar Finca La Gira deben hacer reservas para coordinar el transporte. Es posible ir desde Chorrera o desde El Valle como hicimos nosotros. Recomiendo llevar pantalones largos y repelente de garrapatas porque nos picaron, pero regresaría sin duda a este paraíso de la biodiversidad panameña.

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